Pedro Atria en su despedida de Cuprum: “Es importante que haya una reforma previsional, pero Chile no merece una reforma refundacional"
El expresidente de la administradora dice que una reforma debiera focalizarse en disminuir las lagunas, subir la tasa de cotización y mejorar el régimen de inversiones.
Por: David Lefin | Publicado: Viernes 25 de octubre de 2024 a las 21:30 hrs.
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Fotos: Julio Castro
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La semana pasada el ahora expresidente de Cuprum Pedro Atria dejó la compañía después de más de dos décadas ligado a la AFP y a su controladora Principal. “Precursor de la transformación digital”, “potente mentor de varias generaciones” y “representante público relevante en las discusiones de pensiones” son algunas de las cualidades que Principal destacó del ejecutivo al momento de notificar a los trabajadores su partida.
“Es algo que veníamos conversando ya hace un tiempo y es parte de la renovación del liderazgo. Termina un ciclo. Yo llevaba casi 25 años en el grupo. Es razonable buscar ciertos cambios”, explica Atria.
Llegó a Principal en febrero del año 2000 como gerente corporativo de Finanzas. Recuerda que incluso antes de pisar la oficina en Chile tuvo que exponer en una conferencia en la casa matriz de la firma en Iowa, Estados Unidos. Era pleno invierno en el hemisferio norte, con 20 grados bajo cero y metros de nieve. “Fue entrar directo, sin pausa”, dice. Luego, desde Principal, lideró el proceso de adquisición de Cuprum al grupo Penta. El anuncio se hizo en octubre 2012, en 2015 asumió la gerencia general de la administradora y en 2018 la presidencia.
"Decir que las AFP han parado las reformas de pensiones es parte de la mitología”.
"En Chile sí tuvimos una reforma gigantesca a finales del Gobierno de Sebastián Piñera, que fue la creación de la PGU. Es la reforma más grande que ha habido en los últimos 20 años, mucho más grande incluso que el pilar solidario creado el 2008 en cantidad de recursos"
Echó raíces. “Tanto Principal como Cuprum son empresas de primerísimo nivel, con equipos muy profesionales y comprometidos. Obviamente después de tanto tiempo uno se encariña con la gente y el proyecto. Fue un honor haber podido trabajar en esta compañía”, afirma en su despedida.
Por lo mismo, admite que lo que más le afectan de las críticas que se hacen a las AFP en medio del debate político es que golpea a los trabajadores de la industria: “Las AFP son parte de la seguridad social del país. Venden un producto muy noble, que es ahorro para las personas, buscando que tengan la mejor pensión posible. Es algo que a todos nos llena de orgullo. Por eso duele esa crítica injusta, que muchas veces tiene solo una razón ideológica”.
-Con esta experiencia, ¿cuál es su opinión del sistema de pensiones chileno actual?
-Los sistemas de pensiones en general tienen dos grandes objetivos. El principal es enfrentar el problema de la pobreza durante la vejez. Y lo segundo es suavizar la caída de los ingresos de las personas cuando pasan de la etapa activa a la etapa pasiva. Bajo esos conceptos, el sistema chileno tiene un muy buen diseño. Hay que recordar que tiene tres pilares: el pilar solidario y luego PGU, el pilar contributivo obligatorio y el pilar contributivo voluntario. Aunque algunos digan que no es así, este es un sistema mixto, porque todo el pilar solidario lo administra el Estado, en lo que técnicamente se llama reparto no contributivo.
-El índice elaborado por Mercer y CFA Society señaló hace una semana que el sistema de pensiones de Chile está entre los 10 mejores del mundo, sin embargo, las pensiones siguen siendo bajas. ¿Cómo se explica?
-En ese ranking salimos en el noveno lugar. No sé en qué otro ámbito Chile o algún sistema chileno está en el top diez del mundo. Dicho eso, las tasas de reemplazo muestran que en Chile las pensiones no son bajas. Según los mismos datos que el Gobierno presentó en el Congreso, la tasa de reemplazo del primer quintil, que es el más vulnerable, tiene una mediana 172%, en el segundo quintil es 80%, y en el tercer quintil es 60%. Entonces, tanto en el diseño, como en las tasas de reemplazo, el sistema está funcionando bien.
-¿Cuál es el problema entonces?
-Las lagunas. Las pensiones serían incluso mayores si las personas cotizaran más. Pero no es que la gente no cotice porque no quiere, sino porque no puede, porque no tiene un trabajo formal. Este es un problema del mercado laboral. Es más importante incluso que la tasa de cotización, porque uno no saca nada con subir, por ejemplo, de 10% a 35% la cotización, si igual la gente no va a cotizar. Ese debiera ser el foco de cualquier reforma, porque ayudaría a enfrentar el segundo objetivo de todo sistema, que es suavizar la caída de ingresos en la vejez. Y para el primer objetivo, de evitar la pobreza, ya está la PGU.
-En la industria de las AFP, a usted le toco enfrentar las reformas de pensiones de los tres últimos gobiernos. ¿Por qué ningún proyecto ha logrado acuerdo?
-Primero hay que aclarar que en Chile sí tuvimos una reforma gigantesca a finales del Gobierno de Sebastián Piñera, que fue la creación de la PGU. Es la reforma más grande que ha habido en los últimos 20 años, mucho más grande incluso que el pilar solidario creado el 2008 en cantidad de recursos. Si con el pilar solidario gastábamos más o menos 0,7% del PIB, con la PGU hoy se gasta más de 2% del PIB. Es una reforma robusta, que lleva a las tasas de reemplazo que hoy vemos.
Ahora, respecto del pilar contributivo, no se ha podido avanzar en las propuestas de reforma porque nunca ha habido una discusión eminentemente técnica. Siempre se ha cruzado con un componente político-ideológico. Esto ha hecho que las reformas, tratando de satisfacer ese componente político, se desvíen del carácter técnico y del objetivo central de mejorar las pensiones.
-Pero son tres reformas, de gobiernos de distintos colores políticos.
-Todas han tratado de incorporar componentes políticos que enredan la discusión y no apuntan al problema de fondo.
-Las AFP también se han opuesto a las tres reformas. Algunos dicen que, en realidad, no quieren cambios…
-Esa es una crítica no solo injusta, sino que no es verdadera. Las AFP han estado proponiendo cambios durante muchos años, tanto como industria, como individualmente. Tanto informal como formalmente cuando han sido invitados. El año pasado la industria sacó un documento que llamó Hoja de ruta 555, con una propuesta súper contundente e integral de cambios. La industria siempre ha estado a favor de proponer mejoras, pero debe ser una discusión técnica. No es que las AFP estén en contra de que haya reformas. Por supuesto que hay cosas que son mejorables. Pero miremos el objetivo central, que es cómo subimos las pensiones y no cómo resolvemos temas políticos a través de una reforma de pensiones.
Pero independiente de eso, las AFP no están en el Poder Ejecutivo ni en el Congreso, que es donde se discuten, aprueban o rechazan los proyectos. Las AFP no votan, ni siquiera participan en las negociaciones. Por lo tanto, decir que las AFP han parado las reformas de pensiones es parte de la mitología. Ha sido en las discusiones en el Congreso donde no han prosperado.
-¿Qué le parece el actual proyecto respecto de los que se impulsaron en los gobiernos de Bachelet y Piñera? ¿Es mejor o peor?
-No me gustaría poner un adjetivo específico, pero no es un proyecto que apunte a mejorar las pensiones. Además, parte de un problema de diagnóstico, porque desde el inicio no se incorporó el efecto de la PGU. Hay que recordar que en el proyecto del gobierno anterior se decía que el alza de 6% en la cotización debía ser 3% a cuentas individuales y 3% a reparto. Bueno, la implementación de la PGU equivale a que alrededor de 5% se vaya completo a reparto no contributivo. Se aportó a solidaridad mucho más de lo que se discutía antes.
Además, esto partió con un componente ideológico muy extremo, en que querían estatizar la administración de las cuentas, creando un monopolio estatal, querían que el 6% fuera a reparto con cuentas nocionales, etc. Ahora en la discusión en el Congreso y la participación de los técnicos se han ido corrigiendo algunas cosas, pero se han ido agregando otras igual de negativas, introduciendo ciertos riesgos estructurales al sistema.
-¿Cómo cuáles?
-No solo se insiste en tener un componente de reparto contributivo, con todo lo que eso conlleva. Sabemos que no funciona y vemos cómo a nivel internacional los países están tratando de arrancar del reparto mientras que, en Chile, donde tenemos la ventaja de no tenerlo, queremos agregarlo. Además, se incluyen mecanismos de reorganización industrial, como la licitación del stock de afiliados, que afectarían directamente la rentabilidad de los fondos y, por ende, las pensiones.
-El Gobierno espera que el Senado despache el proyecto en enero. A estas alturas, ¿usted cree que se logrará un acuerdo?
-La verdad, no lo sé. Hemos visto avances en la Comisión del Trabajo, pero queda la parte más complicada y, como dije, esta sigue siendo una mala reforma. Creo que es importante que haya una reforma previsional, pero Chile no merece una reforma refundacional. Se pueden hacer buenas reformas, que apunten a los temas principales. Si uno quisiera simplificarlo, debiera focalizarse en disminuir las lagunas, aumentando la densidad de cotizaciones con incentivos a la formalización; segundo, subir la tasa de cotización, en que hay acuerdo por años y, tercero, mejorar la normativa del régimen de inversiones, lo que subiría las pensiones sin aportar recursos adicionales. En cambio, lo que hemos visto son proyectos de reforma de hasta 400 páginas, que no abordan estos temas.
-¿Se debiera acotar los cambios?
-A las cosas que realmente tienen impacto positivo en las pensiones y en las que, además, hay acuerdo.
-¿Cómo ven los inversionistas extranjeros toda esta discusión?
-Eso habría que preguntárselo a ellos. Yo ya estoy fuera, así que mi opinión es a título personal. Pero me imagino que se mira con mucho interés lo que está pasando aquí en Chile, no solo en el ámbito mencionado, sino que en todos los ámbitos. En una conferencia reciente Sebastián Edwards decía que hay que asumir que Chile es un país que está lejos, es un mercado chico. Por lo tanto, este es un país que lo que puede ofrecer al mundo son buenas instituciones, certeza jurídica y Estado de derecho. Ese tipo de cosas son atributos diferenciadores y es lo que muchas veces se ha puesto en cuestionamiento.
Lo que viene: “Mi intención traspasar toda la experiencia en otras compañías, a través de directorios u otras instancias”
-¿Cuáles son ahora sus proyectos? ¿Qué hará?
-Mi foco es ver industrias o empresas donde pueda aportar mi experiencia y conocimientos, después de más de 30 años en la industria financiera en Chile. He pasado por bancos, banca de inversión, holdings financieros. Me ha tocado ser gerente de finanzas, gerente general de compañías de seguros, de AFP. He estado en directorios en tres gremios distintos, uno de los cuales me tocó presidir entre 2019 y 2021 en la Asociación de AFP. Aparte de ver cómo aportar al país, me ha tocado estar en la discusión de la reforma de pensiones, pero también en numerosos cambios regulatorios en la industria de seguros y de fondos mutuos.
Mi intención es poder traspasar y aportar toda la experiencia en otras compañías, ya sea a través de directorios u otras instancias que se estimen convenientes.
Licitación de stock: “Afectará la rentabilidad de los fondos y las pensiones”
-¿Por qué las AFP cuestionan la licitación de stock de afiliados?
-Porque afectará la rentabilidad de los fondos y las pensiones. El mismo argumento que usa el Gobierno para referirse a las ventajas de los fondos generacionales producto de la menor necesidad de liquidez de los activos aplica con la licitación de stock, pero en sentido contrario. Las AFP tienen una serie de activos que no son líquidos, como los activos alternativos, y si un administrador no gana las licitaciones tendría que todos los años liquidar un porcentaje de su portafolio para entregarlo a un tercero. Eso finalmente llevará a que no se invierta en activos no líquidos y, por lo tanto, a portafolios subóptimos y menos rentables. De la misma forma, hacer un unwind de los derivados también tendrá un alto impacto en rentabilidad. En el fondo, se está obligando a tomar instrumentos muy cortos para poder liquidarlos cada vez que se pierde una licitación.
-¿Y la creación de fondos generacionales? Algunos dicen que obligaría a liquidar activos en el extranjero para invertirlos en instrumentos de renta fija local, porque las personas ahora tienden a estar en fondos más riesgosos que los que les correspondería por edad.
- Todo va a depender de cómo se estructure. Pero yo creo que los fondos generacionales son una buena solución. De hecho, me tocó, estando en Principal, proponer en la Comisión Bravo los fondos generacionales, ese es un ejemplo de propuestas que vienen desde las AFP. Tienen ventajas y desventajas. Permite efectivamente invertir más a largo plazo en los fondos que son para la gente más joven e ir cambiando la estructura del portafolio a medida que la persona va envejeciendo. Estos planes en Estados Unidos son bastante comunes y, por lo tanto, es una opción válida. Pero se está planteado que sea obligatorio, por lo que la persona perdería la libertad de cambiarse. Lo que se ha hecho en muchas partes del mundo es que sean por default y si uno quiere tiene la opción a cambiarse. Es una decisión personal.